CUENTIFLOR: «EL NIDO GIGANTE»

Para hacer esta cuentiflor necesitas:

– Un plato de cartón

– Lápices de colores y rotuladores

– Catulinas marrón y crema para los pétalos

– Grapas para sujetar los pétalos

– Papel verde para las hojas, para el tallo dónde está escrito el cuentecito

y para la hierba

– Lana verde para atar el tallo

– Un vaso decorado con ceras para la macetita

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Había una vez dos pájaros que estaban comiendo.

Cuando acabaron de comer jugaron al escondite.

Después se fueron a dar un paseo y vieron un árbol muy grande que tenía un nido gigante con cinco huevos.

Los pájaros llamaron a la abuela y al abuelo porque los huevos se estaban rompiendo.

De repente de los huevos saliron pajaritos de colores y todos se pusieron muy contentos.

 

CUENTIFLOR: «EL BISONTE»

Para hacer esta cuentiflor necesitas:

– Un plato de cartón

– Lápices de colores y rotuladores

– Catulinas rosa y azul para los pétalos

– Grapas para sujetar los pétalos

– Papel verde para las hojas, para el tallo dónde está escrito el cuentecito

y para la hierba

– Lana verde para atar el tallo

– Un vaso decorado con ceras para la macetita

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Un día un bisonte iba de paseo por el campo.

Como tenía sed se acercó al agua y se cayó. Entonces aparecieron dos peces grandes que querían comerle.

Cada vez había más peces y el bisonte tenía mucho miedo.

Cuando estaba a punto de ahogarse llegaron unos peces verdes y le ayudaron a salir del agua. El bisonte les dio las gracias por salvarle.

Después se quedó comiendo hierba en el campo.

 

POESÍA: «PAJARILLO» (Mª Felisa García G.)

Un áspero muro y un tosco suelo

recibieron a un pajarillo que cayó del cielo.

 

Sobre sus patas el cuerpo reposaba.

De claro y suave plumaje,

aunque un poco despeluchado

por algunas partes.

 

Oscuros ojitos y pequeño pico.

No parpadeaba, no piaba.

no se movía,

solo respiraba.

 

Parecía frágil y desvalido.

con temerosa y expectante miraba.

¡No sabía dónde estaba!

¡Callaba!

 

Me acerqué a él y lo cogí,

ni un movimiento hizo.

Parecía estar muerto,

parecía estar vivo.

 

Ahora descansa en el nido,

que hizo su mamá

sobre la rama de una encina,

en donde debió esperar para saltar.

 

 

 

POESÍA: «SAPO, SAPITO» (Mª Felisa García G.)

¡Mirad qué bicho!

¡Mirad que raro!

No es ningún bicho,

que es un sapo asustado.

 

Unas pequeñas manos

lo cogieron con mucho cuidado

y en el agua de una fuente

suavemente lo dejaron.

 

Pequeños y mayores se acercaron,

con gran curiosidad.

El pobre animalito

no quería mirar.

 

En un rincón se quedó.

¿Estaba muerto?

Alguien lo tocó

y de sitio lo cambió.

 

¡Silencio!

¡Silencio, por favor!

Con expectante admiración

vieron al sapo agitarse.

 

De repente,

con un gracil saltito,

regresó,

sin ninguna dilación,

a su lugar de confort.

 

Aplausos y emoción

al ver al sapito.

No estaba muerto,

solo quería estar tranquilo.

 

¡Vámonos de aquí!

¡Dejémosle vivir feliz!

FÁBULA: «LOS RATONES Y EL LEÓN»

 

Había una vez un león orgulloso que paseaba tranquilamente por el campo.

Cazaba cualquier animal para satisfacer su hambre.

Una tarde atrapó a un ratón. Éste, al darse cuenta de cual iba a ser su destino comenzó a llorar y dijo:

– No me comas por favor. Tengo una familia que cuidar y si no regreso morirán.

El león se apiadó de él y le dejó marchar.

Una semana después, el gran felino cayó en una trampa que habían colocado unos cazadores.

Cerca del lugar estaba el ratón con su familia comiendo y bailando.

De repente escucharon unos fuertes rugidos y sigilosamente se acercaron hasta el lugar de donde procedían.

Vieron al enorme león metido en una gran bolsa de cuerdas.

Si ninguna dilación, los pequeños roedores las cortaron y le liberaron.

Desde aquel día el león y los ratones se hicieron amigos inseparables.

Fin

MORALEJA:

«Si piensas en los demás y te apiadas de ellos,

  con el tiempo tendrás tu recompensa».