Hay fiestas entrañables, hay fiestas deseables pero: ¿Realmente son lo que se espera?
A veces sí, a veces no, depende de los individuos que en ellas presentes estén.
Por ejemplo, para las hormigas podrían ser magníficas oportunidades para llenar sus hogares con abundantes y variados manjares; para los gatos contrastes e intranquilidad; para los perros serían motivo de afonía con tanto ladrido al enfrentarse a los desconocidos.
Quizás el pájaro enjaulado alzaría su voz más alto por si alguien, sensible a su encierro con gran determinacióny sonriente, furtivamente le liberase.
Y que decir de los humanos, aquellos a los que están obligados a disfrutar para no sentirse rechazados por otros que se creen mejores sin serlo…