No hay nada que sea más interesante que soñar
para evadirse de la realidad,
para pasar momentos inolvidables,
para desear y pensar en el más allá.
Soñar, soñar, soñar…
soñar para disfrutar y,
por un momento, olvidar.
Como una pululante sombra cubre tu ser,
que sin tocar nada y palpándolo todo,
incansablemente se pasea de un lado a otro
conduciendo la mirada de principio a fin.
Nunca dejes de soñar.
Soñar, soñar, soñar…
siemplente soñar.
