Canto sin tener ganas,
oscura melodía que entristece
al que sin querer obliga a escuchar.
Lloro y al mismo tiempo te miro,
como cuando la luna se refleja en el río.
Sin sobresaltos vivo,
monótona existencia a modo de castigo
que acabará con una pena difícil de aliviar.
Se rompió mi juguete preferido
y nunca más con él podré jugar.
¡Adiós… adiós… adiós!
¡Adiós juguete mío!
.
